Una de las personas que más me han enseñado (y sin saberlo) sobre economía se llama José Raúl González Merlo. Es un economista, financiero y catedrático excelente, y me gusta mucho leer su columna semanal en uno de los diarios de mayor circulación en Guatemala, llamada Homo Economicus.
Me decidí a compartir en éste espacio la columna de hoy, en primer lugar porque es muy actual, y en segundo lugar porque es una cátedra de economía. Si quieres ver el documento en su sitio original, te dejo el enlace, y de todas formas te copio acá el texto:
Hay dos formas de ver la realidad. Una se preocupa porque el proceso sea “equitativo” sabiendo que los resultados serán diversos. La otra se preocupa por manipular el proceso buscando que los resultados sean “equitativos”. En la Eurocopa, los primeros buscarían que las normas fuesen conocidas y aplicadas igualmente a todos los equipos y que los árbitros fuesen imparciales. Los otros andarían buscando manipular las normas y especialmente al árbitro buscando la “justicia deportiva”. Es decir, como Alemania ha “acaparado” (ganado) tres veces la Eurocopa, este año la Fifa debería aplicarle un “impuesto progresivo” que redistribuya equitativamente los goles. ¿Les parece que Alemania arranque cada partido perdiendo 4 a 0? Por otra parte, como Hungría ha sido “excluida” de ganar la copa durante todos estos años, ese equipo debería comenzar cada partido con un subsidio (marcador favorable) de 4 a 0.
Me imagino que le deben resultar evidentes las consecuencias deportivas de aplicar esa absurda política. Sin embargo, pareciera que el sentido común se pierde cuando los políticos hacen lo mismo en el ámbito económico. A los políticos les encanta usar la política fiscal, entre otras, como un arma contra aquellos que han logrado mejores resultados económicos, penalizándoles con impuestos progresivos. Dinero que, supuestamente, es usado para “redistribuir la riqueza que está mal distribuida” en aras de la “justicia social”.
En la economía, como en el futbol, las normas y los incentivos son importantísimos. Si penalizamos a los mejores equipos a costa de los demás, la calidad futbolística caerá. Lo mismo pasa en la economía. Esa supuesta redistribución no da mejores resultados económicos, a menos que usted sea de los políticos que se beneficia de ellos vía la corrupción o que sea uno de sus clientes que reciben la ayuda. Sin mejores resultados económicos, el resto de ciudadanos salen perjudicados; especialmente los más pobres que aspiran a gozar de un ingreso estable.
La moraleja es que es más importante crear un proceso “justo” que un resultado “justo”. El proceso debe ser regido por normas que se apliquen a todos por igual, sabiendo que los resultados no podrán ser iguales; en vez de seguir un proceso que se manipule arbitraria e injustamente para tratar de sacar resultados similares. ¡Es tan mala esta segunda opción que solo imagínese que quienes tienen en sus manos generar un resultado “justo” es la clase política!
Así que en el futbol, como en la vida real, la clave del éxito es tener un proceso de alta calidad. Si no, que lo digan los alemanes, aunque este año le voy a España.
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