Ayer hace un año (21 noviembre 2013) escribí mi último artículo, y hoy, por casualidad y sin razón “aparente”, sentí unas irresistibles ganas de volver a escribir. Aparente, digo, porque obviamente sí existen razones para ello. La primera es que me di cuenta que había caído en un letargo producido por la cantidad abrumadora de trabajo, las carreras del día a día, y diferentes compromisos y situaciones personales.
Sin embargo, la principal motivación fue fruto de la amistad. Muchas horas de conversaciones con una persona a quien aprecio mucho y con quien -en relativamente poco tiempo- hemos compartido muchas inquietudes y situaciones de vida que me han hecho volver a pensar. He recobrado el deseo de retomar éste aspecto de mi vida que tenía en el olvido. He decidido retomar mis metas, continuar éste proceso de aprendizaje que inicié hace varios años, y que sin duda continuará por muchos años más.
A ésta persona va dedicado éste artículo.
Hace ya varios años…
Mi vida adulta ha sido un constante cambio. Me considero una persona intelectualmente inquieta. La lectura ha sido mi herramienta primaria para adquirir conocimiento, y la reflexión y meditación mi principal fuente de aprendizaje.
Todo empezó cuando tenía aproximadamente 20 años. Llevaba 2 años trabajando, y me di cuenta que a pesar de no tener mayores responsabilidades económicas en mi vida, mi situación económica era mediocre. Un día hice cuentas de cuánto dinero había ganado, y me di cuenta que había gastado prácticamente todo. Así que prácticamente no había ganado nada.
Lo que sucedió fue que me moví de mi zona de confort. Era una zona en la que estaba emparejado con todo el mundo: Tenía un trabajo, ganaba un sueldo, lo gastaba todo, y la vida seguía día con día.
Al salirme de mi zona de confort, tuve la motivación de aprender del tema de finanzas personales. Un proceso que inició hace 15 años, que ha requerido de cientos de horas invertidas en la lectura de más de 50 libros relacionados con el tema, de otras cientos de horas de escritura de artículos y de un libro que espero algún día -cercano- poder publicar.
Paralelamente, mi vida cambió en un sentido más importante. Supe reconocer que me costaba ser feliz. Vivía juzgando a las demás personas, vivía frustrado porque no todo era lo que yo esperaba. En ese proceso aprendí que la felicidad no depende de nada que esté fuera de mí. A base de mucho pensarlo, durante algún tiempo (al menos un par de años), llegué a plantearme mi visión personal: “Ser feliz todos y cada uno de los días de mi vida”. Tan “simple” como eso.
Y mi vida cambió.
Comencé entonces a ver las cosas de un modo distinto. Aprendí a ver todas las circunstancias de mi vida desde un punto de vista más realista, pude ver que cualquier cosa que me pasara, por difícil que pareciera, tenía un impacto marginal en el contexto global de mi vida. Quiero decir que tendemos a encerrarnos en nuestros problemas y dificultades diarias, permitiéndoles robar nuestra paz mental, y no somos capaces de ver que en su gran mayoría, esos problemas resultan insignificantes cuando los proyectamos a futuro. Por ejemplo, ¿Cuántos problemas has tenido en tu vida que han modificado sustancialmente el curso de la misma? Seguro ni recuerdas la mayoría de problemas que en su momento te quitaron el sueño y la paz mental.
También aprendí a no juzgar a las demás personas. Aprendí que cada quien es fruto de lo que ha tenido que vivir, y como no soy yo quien lo ha vivido, tampoco soy yo quien debe juzgar si ésta bien o no lo que hace o lo que es. Eso me enseñó a llevarme bien con las personas, y a ser transparente frente a los demás.
Así pasé varios años, entré de nuevo en una zona de confort, en la que era feliz. Tengo que reconocer que tenía todo lo que cualquier persona querría para ser feliz: familia, salud, amigos, trabajo, el amor de una mujer excelente. Comencé a cuestionarme si mi decisión de ser feliz sería lo suficientemente fuerte como para mantenerse en el momento que mi vida no fuera tan perfecta.
Y sucedió. Tuve que vivir una de las experiencias más difíciles que me podría haber imaginado (que no creo necesario relatar en éste momento). Sin embargo, hoy, casi 6 años después de esa terrible experiencia, viendo hacia atrás, puedo decir que no perdí la paz. Me pude demostrar a mí mismo, que mi decisión de ser feliz era realmente fuerte. Hoy puedo decir que no he dejado de ser feliz ni un día de mi vida.
No quiero decir que no he tenido instantes de tribulaciones, problemas o dificultades. No quiero decir que no me he enojado o entristecido ningún día. Quiero decir que al final de cada día, siempre regreso a mi base, a lo importante, a mis metas, a mi mediano y largo plazo, a valorar esos instantes como una situación pasajera que más temprano que tarde pasará. Y todos los días, al final del día, duermo y descanso con la tranquilidad de haber dado todo de mí, con la paz que –estoy seguro- sólo puede dar la firme decisión de ser feliz.
He aprendido que para ser feliz no se necesita dinero, ni salud, ni familia, ni tener una pareja, ni tener hijos, ni tener cosas materiales, ni nada externo a uno mismo. Obviamente todo lo anterior resulta de gran ayuda, pero no es requisito fundamental para ser feliz. Una vez leí una frase que me marcó: “si no eres feliz con lo que tienes, no serás feliz con lo que te falta”. Es una de mis máximas de vida.
Hoy
Como dice el título del artículo, la vida es un constante cambio, y como mencioné anteriormente me considero una persona intelectualmente curiosa e inquieta. Hoy me encuentro de nuevo fuera de mi zona de confort. No estoy preparado para detallar en éste artículo la situación por la que estoy atravesando, pero estoy seguro que en algún futuro cercano lograré encontrar de nuevo la paz que brinda el buscar la verdad, siendo intelectualmente honesto, y sin traicionar los valores que le dan rumbo a mi vida. Y mientras tanto, sigo y seguiré siendo FELIZ.
Mi consejo para ti, es que salgas de tu zona de confort. Cuestiona tus circunstancias actuales de vida, planteate nuevas metas y objetivos de vida. Piensa si las personas que te rodean son una ayuda o un obstáculo para lograrlas. Toma decisiones y actúa. Busca y encuentra la FELICIDAD.