El viernes último surgió una noticia en Guatemala que conmocionó a muchas personas, indignó a la mayoría de habitantes de éste país, y además, desató muchas opiniones, algunas de las cuales me motivaron a escribir éste artículo.
La noticia es que
entre 1946 y 1948 unos científicos estadounidenses realizaron en Guatemala u
n estudio de enfermedades venéreas, entre ellas Sífilis y Gonorrea. El problema es que para su estudio infectaron intencionalmente a más de 1500 guatemaltecos, entre ellos enfermos mentales, prisioneros, soldados y prostitutas. Por si ésto fuera poco, las personas que fueron infectadas no recibieron el tratamiento adecuado para sanar de esas enfermedades.
Estas pruebas experimentales fueron financiadas con fondos del gobierno estadounidense, y contaron con la colaboración del gobierno de Guatemala.
La noticia es espantosa, provoca sentimientos de rabia, sólo pensar que pudieron esos científicos hacer semejante cosa. El sentimiento generalizado de rechazo, provoca exigir justicia para esos pobres desafortunados, aplicando las penas que correspondan a los culpables.
El pequeño detalle es que han pasado 62 años desde aquellos incidentes, por lo que me aventuro a predecir que todos los responsables de ésta atrocidad están muertos (o casi), y puedo suponer que todas las víctimas también lo están. En mi caso, me lleva a pensar y esperar en la justicia divina, supongo que Dios sabrá juzgar a esos científicos por el daño que hicieron a esas 1500 personas.
En éste punto, y sin ser un estudioso del Derecho, me aventuro a decir que es poca cosa lo que se puede hacer para impartir justicia. Ambos gobiernos deben pedir disculpas públicamente a las personas que fueron afectadas (o sus descendientes, digo yo), y en todo caso establecer los controles para que éste tipo de situaciones no vuelvan a suceder en el futuro. Aún no estoy seguro si algún descendiente directo de éstas personas estaría en su legítimo derecho de pedir algún tipo de resarcimiento económico.
Lo que proponen muchas personas, incluidos periodistas, gobernantes y líderes de opinión es que Estados Unidos debe pagar un resarcimiento a Guatemala. Para ponerlo en los términos que son, se puede traducir que los tributarios (las personas que pagan impuestos) de Estados Unidos deberán pagar un resarcimiento económico al Gobierno de Guatemala, por los daños ocasionados a esas 1500 personas.
Esto lo solicitan aduciendo que esa acción ha dañado nuestra “Dignidad Nacional”, resultan muchas personas diciendo que Estados Unidos en sus planes imperialistas han hecho, hacen y seguirán haciendo éste tipo de experimentos, y otras cosas por el estilo.
En mi opinión, no existe justificación moral para exigir que los estadounidenses, de los cuales la gran mayoría no habían nacido en 1946, tengan que pagar ningún tipo de resarcimiento económico por algo que no hicieron ellos. Estaría totalmente de acuerdo en que si las víctimas de éstas pruebas estuvieran con vida, recibieran una indemnización o resarcimiento económico, que sirva para compensar los costos en los que hubieran incurrido para pagar sus tratamientos, e incluso que eso lo pagaran los tributarios, pues fueron ellos quienes eligieron a sus gobernantes. Pero luego de tanto tiempo, dudo que eso sea justicia. Más suena a venganza, resentimiento, o algún otro sentimiento de éste tipo.
Me puse a pensar en otros casos similares, en los cuales las personas quieren que se paguen resarcimientos económicos a costa del dinero que pagamos en impuestos los ciudadanos de un país. Hay personas que incluso “exigen” que les “devuelvan” las tierras que los españoles les quitaron a sus ancestros. Supongo que ninguno de los reclamantes de éste tipo de demandas podría siquiera demostrar que tiene algún tipo de vínculo sanguíneo con algún legítimo propietario de tierras en el pasado, y que se las hayan quitado los españoles. Para éstas personas aparentemente lo importante es conseguir algo de dinero “fácil”, sin tener que ganárselo.
Esto se refleja también en casos específicos, como el de
Ingrid Betancourt. Luego de pasar más de 6 años secuestrada por las guerrillas de las FARC, en Colombia,
fue rescatada por el gobierno colombiano utilizando recursos públicos como helicópteros, fuerzas armadas, etc., para realizar la operación de rescate. Existen rumores que cuestionan el secuestro, aduciendo que ella tuvo cierto grado de responsabilidad en el mismo. Pero asumamos que ésta es simplemente una campaña de difamación en su contra, y que no esa hipótesis es falsa.
El punto es que en julio de 2010, tras 2 años de haber sido liberada, presenta una demanda judicial contra el estado colombiano, en la cual exige un resarcimiento económico de US$6.5 Millones. A mi, al igual que casi al 80% de los colombianos, la noticia me parece un descaro. Yo no entiendo que la hace pensar que puede pedir semejante cantidad de dinero proveniente de los impuestos que pagan todos los colombianos (con la esperanza qe que su gobierno les proporcione los servicios básicos, como seguridad, justicia, educación, salud, etc.).
Ella aduce que existe una ley que le permite pedirlo, pero yo me preguntaría si es legítimo que ella realice la solicitud, luego de que el Gobierno utilizó fondos públicos para su liberación, poniendo incluso en riesgo la vida de varios miembros de las fuerzas armadas colombianas.
No es que esté en contra de que ella reciba un resarcimiento por esos 6 años que le tocó vivir privada de su libertad, en condiciones de vida horribles. Lo que propongo es que presente una demanda judicial en contra de sus captores, y que exiga que ellos le paguen la indemnización que solicita, por los daños y perjuicios que ella y su familia sufrieron durante ese tiempo. Eso si lo considero legal, y sobre todo, legítimo.
Regresando al caso de Guatemala, puedo aventurarme a decir que si el gobierno de EEUU paga alguna indemnización al gobierno de Guatemala, en el mejor de los casos, será malgastado por la burocracia estatal.
El motivo de compartir éstos pensamientos en Instructor Financiero, es porque me parece un buen ejemplo de cómo algunas personas tienen un concepto erróneo sobre el dinero. En varias ocasiones he mencionado que el dinero no es más que el medio por el cual intercambiamos el fruto de nuestro trabajo por otros bienes y servicios, producidos por otras personas, y que nosotros valoramos.
Es fácil entender por qué muchas personas quieren recibir dinero sin haber producido nada a cambio, pero lo que quiero es dejar mi punto claro: Cualquier dinero recibido sin habérmelo ganado, o sin haberlo merecido, además de que fue quitado por la fuerza (mediante impuestos) a alguna otra persona, no puede traerme cosas buenas. En último caso, se lo estoy robando a alguien más. Eso si, si alguien violenta algún derecho de otra persona, dependiendo el caso, podría estar obligado a pagar una compensación económica a esa persona por los daños y perjuicios provocados.
Espero que seas capaz de ganar muchísimo dinero,
brindando a otros bienes y servicios que sean
capaces de satisfacer sus necesidades.
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